No hay necesidad de aprovisionar ni mantener ningún servidor. No hay que instalar, mantener ni administrar ningún software ni tiempo de ejecución.
La aplicación se puede escalar automáticamente o mediante la adaptación de su capacidad activando y desactivando las unidades de consumo (por ejemplo, rendimiento y memoria), en lugar de hacerlo con las unidades de servidores individuales.
Las aplicaciones sin servidor disponen de disponibilidad y tolerancia a errores integradas. No tiene que diseñar estas capacidades, ya que los servicios que se ejecutan en la aplicación las proporcionan de forma predeterminada.
No tiene que pagar por la capacidad inactiva. No es necesario aprovisionar previamente ni en exceso capacidad para elementos como el cómputo y el almacenamiento. Por ejemplo, no se aplican cargos cuando su código no se está ejecutando.
Puede crear una aplicación web sin servidor mediante el uso combinado de varios servicios de AWS. Cada servicio está completamente administrado y no es necesario que aprovisione ni administre servidores. Solo debe configurarlos juntos y cargar el código de su aplicación a AWS Lambda, un servicio informático sin servidor.